29 oct 2008

OSHO - DIA A DIA, 365 meditaciones para el aquí y el ahora

DIA A DIA

SABIDURÍA RETROSPECTIVA




El otro nunca es responsable. Estad atentos. Si os volvéis sabios en el momento, no habrá problema. Pero todo el mundo se vuelve sabio cuando el momento ha pasado. La sabiduría retrospectiva no vale nada.




Cuando lo habéis hecho todo, cuando habéis luchado, sermoneado y os habéis quejado y luego os habéis vuelto sabios y visto que no tenía sentido, es demasiado tarde. No sirve para nada... porque ya habéis cometido el daño. Esta sabiduría es una sabiduría falsa. Os brinda la sen­sación de que habéis entendido. Ese es un truco del ego. Esa sabiduría no os va a ayudar. Cuando estabais haciendo lo que hacíais, en ese mismo momento, simultáneamente, es cuando ha de surgir la percepción y deberíais comprender que lo que hacéis es inútil.

Si sois capaces de verlo cuando está presente, entonces no podéis hacerlo. Jamás se puede ir contra la propia percepción, y si se va contra ella, esa percepción no lo es. Se la está confundiendo con otra cosa.

Así que recordad, el otro jamás es responsable de nada. Es algo que hierve en vuestro interior. Y por supuesto la persona a la que amáis es la que está más próxima a vosotros. No podéis arrojárselo a un desconoci­do que pasa por la calle, de modo que la persona que más próxima tenéis se convierte en el receptáculo en el que podéis continuar vertiendo todas vuestras tonterías. Pero hay que evitar eso, porque el amor es muy frágil. Si lo hacéis demasiado, si os excedéis, el amor puede desaparecer.

El otro nunca es responsable. Intentad que esto sea un estado tan permanente de percepción en vosotros que siempre que empecéis a ver algo malo en el otro, lo recordéis. Sorprendeos con las manos en la masa, para poder parar en el acto. Y pedir que se os perdone.

6. GRATITUD




La gratitud prepara el camino. Sentíos tan agradecidos a la existencia como os sea posible... por cosas pequeñas, no solo por las grandes... por el simple acto de respirar No tenemos ningún derecho sobre la existencia, de modo que aquello que se recibe es un regalo.




Desarrollad cada vez más la gratitud; dejad que se convierta en vues­tro estilo. Estad agradecido a todos.

Si se entiende la gratitud, entonces se agradecen las cosas que se han hecho de forma positiva. Incluso se agradecen las cosas que se han reali­zado negativamente. Estáis agradecidos de que alguien os ayudara; este es solo el principio. Luego se empieza a agradecer que alguien no os hiciera daño... cuando podría haberlo hecho; fue amable.

Una vez que se entiende el sentimiento de gratitud y se le permite penetrar hondo en el ser, se empieza a sentir gratitud por todo. Y cuanto más agradecidos seáis, menos os quejaréis y gruñiréis.

Cuando desaparecen las quejas, también desaparece la desdicha, ya que esta existe con la queja. Está enganchada a las quejas y a la mente propensa a quejarse. Es imposible que exista con la gratitud. De manera que este es uno de los principales secretos que hay que aprender.




7. RISA




¿Por qué esperar motivos? La vida tal como es debería ser suficiente razón para reír. Es tan absurda, es tan ridícula. Es tan hermosa... ¡tan maravillo­sa!

Es todo tipo de cosas al mismo tiempo. Es una gran broma cósmica.




La risa es la cosa más fácil del mundo si la permitís, pero se ha con­vertido en algo difícil. La gente ríe muy rara vez, y aun cuando lo hace no es una risa verdadera. Las personas ríen como si le hicieran un favor

a alguien, como si cumplieran un cierto deber. La risa es diversión. ¡No es un favor a nadie! Igual que con el amor. También el amor es diver­sión. La risa es diversión. La vida es diversión. Pero, de algún modo, en la mente ha calado hondo que estáis cumpliendo con un deber.

No se debería reír para hacer feliz a otro, porque si vosotros no sois felices, no podéis hacer feliz a nadie. Simplemente deberíais reír por voluntad propia, y sin que exista un motivo en particular.

Si empezáis a analizar las cosas, no seréis capaces de dejar de reír. Sencillamente, todo es perfecto para la risa, no falta nada, pero no lo per­mitimos. Somos muy mezquinos con la risa, con el amor, con la vida. En cuanto sepáis que se puede dejar de ser mezquinos, pasaréis a una dimen­sión diferente.

La risa es la verdadera religión. Todo lo demás es metafísica.




8. NO EMITIR JUICIOS




No hay que emitir juicios, porque si se juzga, se inicia la división.




Por ejemplo, podéis estar sumidos en una profunda conversación con un amigo y de pronto sentir que os apetece el silencio. Queréis dejar de hablar justo en mitad de una frase. Parad, y ni siquiera completéis el resto de la oración, porque eso irá contra la naturaleza.

Pero entonces surge el juicio. Uno se sentirá abochornado por lo que puedan pensar los demás si de repente se deja de hablar en medio de una frase. Si de pronto guardáis silencio, no lo entenderán, de modo que lográis completar la oración como podéis. Fingís mostrar interés, y al final conseguís escapar. Eso es muy costoso y no hay necesidad de hacer­lo. Simplemente decid que en ese momento no os llega la conversación. Podéis pedir disculpas y guardar silencio.

Durante unos días quizá sea un poco molesto, pero poco a poco la gente empezará a entender. No os juzguéis por el motivo por el que hayáis podido guardar silencio; no os digáis que no está bien. ¡Todo está bien! En la aceptación profunda, todo se convierte en una bendición. Lo que pasa es que vuestro ser quiere estar silencioso, así que hacedle caso. Convertíos en una sombra de vuestra totalidad, y allí adonde vaya tenéis que seguirla porque no hay otro objetivo. Comenzaréis a sentir que os rodea una relajación tremenda.



9. LOS VERDADEROS LADRONES



No hay nada que temer porque no tenemos nada que perder. Todo lo que puede

ser robado no vale la pena, de modo que ¿por qué temer? ¿por qué sospechar? ¿por qué dudar?




Estos son los verdaderos ladrones: la duda, la sospecha, el miedo. Destruyen vuestra misma posibilidad de celebración. Así que mientras estéis en la tierra, celebrad la tierra. Mientras dure este momento, dis­frutadlo hasta la médula. Sacadle todo el jugo que os pueda dar y que está dispuesto a daros.

Debido al miedo pasáis por alto muchas cosas. Por el miedo no podemos amar, y si amamos, siempre es a medias. Siempre es hasta cier­to punto y jamás va más allá. Siempre llegamos a un punto más allá del cual nos da miedo ir, así que nos quedamos anclados ahí. El miedo nos impide ahondar en la amistad. Por el miedo no podemos rezar.

Sed conscientes, pero jamás seáis cautos. La distinción es muy sutil. La conciencia no está enraizada en el miedo, pero sí la cautela. Uno se muestra cauto para no tener que equivocarse nunca, aunque así no se puede llegar muy lejos. El mismo temor no os permitirá investigar esti­los de vida nuevos, nuevos canales para la energía, nuevas direcciones y nuevas tierras; no os lo permitirá. Siempre hollaréis el mismo sendero, una y otra vez, avanzando y retrocediendo, avanzando y retrocediendo. ¡Uno se convierte en un tren de mercancías!




10. LA MENTE CRÍTICA




No digo que una actitud crítica sea siempre dañina. Si trabajáis en un proyecto científico, no es perniciosa; es el único modo de trabajar.




Una mente crítica es una necesidad absoluta si trabajáis en un pro­yecto científico. Pero la mente crítica es una barrera absoluta si lo que intentáis es alcanzar vuestra propia interioridad, subjetividad. Con el mundo objetivo es perfectamente válida. Sin ella no hay ciencia; con ella no hay religiosidad. Hay que entender esto: cuando se trabaja objetiva­mente hay que ser capaz de usarla, y cuando se trabaja subjetivamente hay que ser capaz de dejarla a un lado. Debería emplearse como un medio. No ha de convertirse en una idea fija; deberíais ser capaces de utilizarla o no, con libertad.

Con una mente crítica no existe posibilidad de penetrar en el mundo interior. La duda es una barrera, del mismo modo que la confianza es una barrera en la ciencia. Un hombre de confianza no irá muy lejos en la ciencia, no puede. Por eso es por lo que en los días en que la religión era predominante en el mundo, este permaneció poco científico.

El conflicto que surgió entre la Iglesia y la ciencia no fue accidental; fue fundamental. En realidad, no fue un conflicto entre la ciencia y la religión, sino entre dos dimensiones de ser diferentes, lo objetivo y lo subjetivo. Su funcionamiento es distinto.




11. ORGASMO




Hay momentos, contados momentos, muy espaciados entre sí, en que el ego algu­nas veces desaparece porque os encontráis en una embriaguez total. En el amor a veces sucede; en ocasiones también en el orgasmo.




En el orgasmo profundo vuestra historia desaparece, vuestro pasado no deja de retroceder, hasta que al final desaparece. En el orgasmo no tenéis ninguna historia, ningún pasado, no tenéis mente ni autobiografía. Estáis absolutamente aquí, ahora. No sabéis quiénes sois, carecéis de identidad. En ese momento el ego no funciona, y de ahí el júbilo del orgasmo, su refrescante cualidad, lo rejuvenecedor que es. Por eso os deja tan silenciosos, tan tranquilos, tan relajados y satisfechos. Pero una vez más irrumpe el ego, entra el pasado para arraigarse en el presente. De nuevo la historia empieza a funcionar y vosotros dejáis de funcionar. El ego es vuestra historia, no es una realidad. Y es vuestro enemigo.

Todas las personas giran por esa esquina muchas veces en la vida, porque esta se mueve en un círculo y una y otra vez llegamos al mismo punto, pero debido a la falta de coraje escapamos de ese punto. De lo contrario, el ego es una falsedad. De hecho, dejarlo morir sería lo más fácil v mantenerlo vivo lo más arduo, pero lo mantenemos con vida y pensamos que es lo más fácil.




12. REACCIÓN EN CADENA



Todas las cosas acontecen juntas. Si os sintierais menos culpables, de inmediato empezaríais a sentiros más felices. Si os sintierais más felices, os sentiríais menos en conflicto, más armoniosos... más integrados.




Si os sintierais juntos, más armoniosos, de pronto sentiríais que una cierta gracia os rodea. Estas cosas funcionan como una reacción en cade­na: una inicia otra, la otra inicia otra, y así van extendiéndose.

Pero, para empezar, sentiros menos culpables resulta de vital impor­tancia. Se ha hecho sentir culpable a toda la humanidad... siglos de con­dicionamiento, de decirle a las personas que hagan esto y no aquello. Y no solo eso, sino que se las ha obligado aduciendo que si hacen algo que no está permitido por la sociedad o por la Iglesia, entonces son peca­dores. Si hacen algo que es apreciado por la sociedad y la Iglesia, enton­ces son santos. De modo que se ha engañado a todo el mundo para hacer las cosas que la sociedad quiere que hagan y para no hacer aque­llas que no desea. Nadie se ha molestado en averiguar si eso es lo que a vosotros os gusta. Nadie se ha preocupado por el individuo.

De modo que esto es lo básico... hay que adentrarse en una nueva luz, en una nueva conciencia, donde poder desembarazaros de la sensa­ción de culpabilidad. Y luego seguirán muchas más cosas.




13. FLEXIBILIDAD




Un hombre es joven en proporción a su flexibilidad. Observad a un niño pequeño. Es tan suave, tierno y flexible. A medida que se envejece, todo se vuelve tenso, duro, inflexible. Pero un hombre puede permanecer absolutamente Joven hasta el momento mismo de su muerte si no pierde la flexibilidad.




Cuando sois felices, os expandís. Cuando tenéis miedo, os encogéis, os escondéis en vuestro caparazón, porque si salís puede haber peligro. Os encogéis en todos los aspectos: en el amor, en las relaciones, en la meditación, en todo. Os convertís en una tortuga y os encogéis por den­tro. Si continuamente se permanece en el temor, tal como viven muchas personas, con el tiempo se pierde la elasticidad de la energía. Entonces os convertís en una charca de agua estancada. Dejáis de fluir, dejáis de ser un río. Os sentís cada vez más muertos.

Pero el miedo tiene un uso natural. Cuando la casa está en llamas, tenéis que escapar. No intentéis no sentir miedo o seréis unos tontos. Deberíais mantener asimismo la capacidad de encogimiento, porque hay momentos en que es necesario detener el flujo. Deberíais ser capaces de salir y de entrar, de salir y de entrar. Eso es flexibilidad: expansión, enco­gimiento, expansión, encogimiento. Es como respirar. La gente que tiene mucho miedo no respira profundamente, porque incluso esa expansión proporciona miedo. Su pecho se encoge; tendrá un pecho hundido.

Intentad encontrar maneras de hacer que vuestra energía se mueva. A veces incluso la ira es buena. Al menos hace que vuestra energía se mueva. Si tenéis que elegir entre el miedo y la ira, elegid esta última. Pero no paséis al otro extremo. La expansión es buena, pero no deberíais vol­veros adictos a ella. Lo que de verdad debéis recordar es la flexibilidad: la capacidad de moveros de un extremo al otro.




14. GRACIA




La gracia aporta belleza. La gracia sencillamente significa el aura que rodea a la relajación total.




Si os movéis espontáneamente, cada momento en sí mismo decide cómo será. Este momento no va a decidir por el siguiente, así que per­manecéis con finales abiertos. El siguiente momento decidirá su propio ser; no tenéis plan, patrón, expectativa.

El hoy es suficiente; no planifiquéis para mañana, ni siquiera para el próximo momento. El hoy termina, y entonces llega el mañana, fresco e inocente, y se abre sin un manipulador. Se abre por su propia voluntad, y sin el pasado. Eso es gracia.

Observad una flor abriéndose por la mañana. Seguid observando... eso es gracia. No existe esfuerzo... simplemente se mueve según la natu­raleza. O contemplad a un gato al despertar... sin esfuerzo, con una tre­menda gracia a su alrededor. La totalidad de la naturaleza está llena de gracia, pero el hombre ha perdido la capacidad de ser grácil, debido a las divisiones que hay en su interior.

Así que moveos y dejad que el momento decida, no intentéis diri­girlo. Eso es lo que yo llamo dejarse llevar... y todo acontece debido a ello. ¡Dadle una oportunidad!




15. EL MIEDO ESPECIAL




Es una buena clase de miedo si no sabéis exactamente qué es. Eso solo significa que estáis al borde de algo desconocido.




Cuando el miedo tiene algún objeto, es un miedo corriente. Uno le teme a la muerte... se trata de un temor muy corriente, instintivo; nada extraordinario, nada especial. Cuando uno le tiene miedo a la vejez o a la enfermedad, son miedos corrientes.

El miedo especial es cuando no podéis encontrarle un objeto, cuan­do está presente por ningún motivo en particular; ¡eso sí que nos asusta! Si sois capaces de encontrarle una razón, la mente queda satisfecha. Si podéis responder por qué, la mente dispone de una explicación a la que aferrarse. Todas las explicaciones ayudan a desterrar las cosas, no hacen nada más, pero una vez que se dispone de una explicación racional, os sentís satisfechos.

Es mejor ver la cosa sin preguntaros el porqué. Se trata de un enfo­que con un tremendo potencial. Algo desconocido flota a vuestro alre­dedor v va a flotar en torno a todos los buscadores de la verdad. Es el miedo que todo buscador ha de pasar. Y no estoy aquí para daros expli­caciones, sino para empujaros a él. No soy un psicoanalista... soy un exis­tencialista. Mi esfuerzo es haceros capaces de experimentar tantas cosas como sea posible: amor, miedo, ira, codicia, violencia, compasión, medi­tación, belleza, y así sucesivamente. Cuanto más experimentéis estas cosas, más ricos seréis.



16. EL CUERPO DIVIDIDO



En una sociedad primitiva se acepta la totalidad del cuerpo.

No hay condena. Nada es inferior y nada es superior. Todo simplemente es.




El yoga no es suficiente. Os hace muy controlados, y todo tipo de control es lora especie de represión. De modo que reprimís y luego olvi­dáis todo sobre la represión. Pasa al estómago, y esas cosas reprimidas se juntan cerca del diafragma. El estómago es el único espacio al que podéis seguir arrojando cosas; en ningún otro sitio hay espacio.

El día que vuestro control explote, os sentiréis tan libres y vivos. Os sentiréis renacidos, porque conectará vuestro cuerpo dividido. El dia­fragma es el sitio donde el cuerpo se halla dividido, el superior y el infe­rior. En las antiguas enseñanzas religiosas, el inferior está condenado y el superior parece algo realmente elevado, superior, más sagrado. No es nada. El cuerpo es uno y esta bifurcación resulta peligrosa; os escinde. Poco a poco comenzáis a negar muchas cosas en la vida. Aquello que excluís de vuestra vida algún día se tomará su venganza. Os llegará como una enfermedad.

Ahora algunos investigadores científicos afirman que el cáncer no es nada más que demasiado estrés en el interior. El cáncer existe solo en las sociedades muy reprimidas, de lo contrario, no. Cuanto más civilizada sea una sociedad, más posible es el cáncer. Cuanto más cultivadas estén las personas, más posible es el cáncer. No puede existir en una sociedad primitiva, porque en una sociedad primitiva se acepta la totalidad del cuerpo. No hay condena. Nada es inferior ni nada es superior. Todo sim­plemente es.




17. IGNORANCIA




Cuando utilizo la palabra ignorancia, no la empleo en un sentido negativo. No me refiero a ausencia de conocimiento. Aludo a algo fundamental, muy presente, muy positivo. Es como somos. Es la misma naturaleza de la existencia la que permanece misteriosa, y ese es el motivo por el que es tan hermosa.




Todo el conocimiento es superfluo. El conocimiento como tal es superfluo. Y todo el conocimiento crea solo una ilusión de que sabe­mos... pero no sabemos. Podéis vivir toda la vida con un hombre, y podéis pensar que lo conocéis... pero no lo conocéis. Podéis dar a luz, y podéis pensar que conocéis a vuestro bebé... pero no lo conocéis.

Sea lo que fuere lo que creemos saber, es muy ilusorio. Alguien pre­gunta: «;Qué es el agua?», y vosotros respondéis: «H20». Eso es sim­plemente un juego. No se sabe lo que es el agua, ni lo que es la «H» ni la «O».

Estáis etiquetando. Alguien pregunta qué es esa «H», ese hidróge­no... y recurrís a las moléculas, los átomos, los electrones... pero una vez más estáis dando nombres. El misterio no está acabado... el misterio solo se ha postergado y al final solo queda una tremenda ignorancia. Al comienzo no sabíamos qué era el agua, ahora no sabemos lo que es el electrón, de manera que no hemos arribado a ningún conocimiento. Hemos jugado al juego de dar nombres, de colocar en categorías, pero la vida sigue siendo un misterio. La ignorancia es tan profunda y tan defi­nitiva que no se puede destruir. Y una vez que lo entendéis, podéis repo­sar en ella. Es tan hermosa, tan relajante... porque entonces ya no queda adónde ir. No hay nada que saber, porque no se puede saber nada. La ignorancia es definitiva. Es tremenda 1, vasta.




18. DETRÁS DE LA IRA




Pasad de la ira a la creatividad y de inmediato veréis que en vosotros surge un gran cambio. Y mañana las mismas cosas no parecerán excusas para estar enojado.




De cien personas enojadas, cerca del cincuenta por ciento sufre de demasiada energía creativa que no ha sido capaz de poner en uso. Su problema no es la ira, aunque durante toda su vida seguirá pensando que sí lo es. En cuanto un problema se diagnostica correctamente, la mitad se ha solucionado.

Centrad vuestras energías en la creatividad. Olvidaos de la ira como problema, soslayadla. Canalizad vuestra energía hacia más creatividad. Lanzaos a algo que améis. En vez de hacer que la ira sea vuestro proble­ma, dejad que la creatividad sea el objeto de vuestra meditación. Pasad de la ira a la creatividad y de inmediato veréis que en vosotros surge un gran cambio. Y mañana las mismas cosas no parecerán excusas para estar enojado, porque ahora la energía se mueve, está canalizada, está siendo sublimada, disfruta de sí misma, es danza. ¿A quién le importan las cosas pequeñas?




19. ESPONTANEIDAD




Hagáis lo que hagáis, hacedlo de la forma más total que os sea posible. Si disfrutáis caminando, ¡bien! Si de pronto os dais cuenta de que ya no tenéis el impulso o el deseo de moveros, entonces sentaos de inmediato; no deberíais dar ni uva solo paso en contra de vuestra voluntad.




Pase lo que pase, aceptadlo y disfrutadlo, y no forcéis nada. Si tenéis ganas de hablar, hablad. Si sentís que os apetece el silencio, guardad silencio... simplemente avanzad con la sensación. No forcéis nada de nin­guna manera, ni siquiera por un momento, porque en cuanto lo hacéis, quedáis divididos en dos, y eso crea un problema, ya que entonces toda vuestra vida se escinde.

Toda la humanidad se ha vuelto casi esquizofrénica, porque se nos ha enseñado a forzar las cosas. La parte que quiere reír y la parte que no os permite reír se separan, y entonces quedáis divididos en dos. Creáis un jefe y un subordinado, y por ello hay conflicto. El abismo que crea ese conflicto puede ir haciéndose cada vez más y más grande. De modo que el problema radica en cómo unir esa grieta y no volver a crearla.

En zen hay un dicho muy hermoso: Sentado, simplemente siéntate. Caminando, simplemente camina. Por encima de todo, no tiembles. Hagáis lo que hagáis, hacedlo de la forma más total que os sea posi­ble. Si disfrutáis caminando, ¡bien! Si de pronto os dais cuenta de que ya no tenéis el impulso o el deseo de moveros, entonces sentaos de inme­diato; no deberíais dar ni un solo paso en contra de vuestra voluntad. No deberíais arrastraros. Ese mecanismo pertenece al ego, el manipulador.




20. CONTENERSE




¿Por qué os contenéis ? Existe cierto temor de que si no lo hacéis, si entregáis todo, no os quedará nada para dar. De modo que solo damos en partes... mantenemos la zanahoria colgando... por eso nos contenemos. Mantenemos el misterio.




No permitís que la mujer entre en todo vuestro ser y lo conozca en su totalidad, porque en cuanto os conoce totalmente puede experimen­tar desinterés. Mantenéis algunos rincones distantes para que ella siga pensando: «¿Qué son esos rincones? ¿Qué más tienes para dar?». Y busca y busca, y os persuade y os seduce... Y de la misma manera ella retiene y contiene mucho.

Existe cierta comprensión, una comprensión animal, de que una vez que se ha conocido el misterio, este desaparece. Amamos el misterio, amamos lo desconocido: cuando es conocido, cartografiado, medido, entonces se ha acabado. ¿Qué otra cosa queda? Vuestra mente aventure­ra empezará a pensar en otras mujeres y ella empezará a pensar en otros hombres. Eso es lo que les ha sucedido a miles, millones, de maridos y esposas: se han mirado totalmente... ¡y se han acabado! En ese momen­to el otro carece de alma, porque el misterio no está ahí... y el alma exis­te en el misterio.

Esta es la lógica que hay en ello. Pero cuando sois verdaderamente independientes y estáis entregados al dios del amor, entonces os podéis abrir por completo. Y en esa apertura os convertís en uno. Cuando dos personas están abiertas dejan de ser dos. Cuando los muros desaparecen, la habitación es una.

Y ahí es donde radica la realización. Eso es lo que buscan todos los amantes, con lo que sueñan y lo que desean. Pero si no lo entendéis correctamente, podéis buscar y buscar en la dirección equivocada.




5 oct 2008

365 meditaciones para el Aquí y el Ahora - Osho

2. AFICIONADOS Y EXPERTOS


Todos los grandes descubrimientos los hacen los aficionados.


Siempre sucede... cuando empezáis un trabajo nuevo, sois muy crea­tivos, os involucráis profundamente, proyectáis todo vuestro ser. Entonces, poco a poco, os vais familiarizando con el territorio. Y en vez de ser originales y creativos, comenzáis a ser repetitivos. Eso también es natural, porque cuanta más habilidad adquirís en cualquier trabajo, más repetitivos os volvéis. La destreza es repetitiva.
De manera que los grandes descubrimientos los hacen los aficiona­dos, nunca la gente experta... porque una persona experta pone mucho en juego. Si sucede algo nuevo, entonces, ¿qué será de su vieja habilidad? Durante años ha aprendido y se ha convertido en un experto. Por ello los expertos jamás descubren nada; nunca van más allá de los límites de su conocimiento. Por un lado se vuelven más y más diestros, y por el otro, más y más aburridos, hasta que el trabajo parece una carga. Porque ya no hay nada nuevo que pueda entusiasmarlos... ya saben lo que va a pasar, saben lo que van a hacer; no hay sorpresa en ello.
Así pues, aprended una lección: es bueno alcanzar una habilidad, pero no es bueno acostumbrarse a ella para siempre. Cuando os surja la sensación de que las cosas se han estancado, cambiadlas, inventad cual­quier cosa, añadid algo nuevo, borrad algo viejo. Volved a ser libres del patrón en el que habéis caído, lo que significa ser libres de vuestra habi­lidad; volved a ser aficionados. Eso requiere coraje y agallas, pero así es como se torna hermosa la vida.


3. ELEGID LA NATURALEZA


Siempre que veáis que la sociedad está en conflicto con la naturaleza,
elegid la naturaleza... sin importar el precio. Jamás perderéis.



Hasta ahora se ha considerado que el individuo existe para la socie­dad, de modo que ha de acatar lo que la sociedad dicte. Debe encajar en ella. Esa es la definición del ser humano normal: uno que encaja en la sociedad. Aunque la sociedad esté loca, hay que encajar en ella; enton­ces sois normales.
El problema que ahora se le plantea al individuo es que la naturaleza exige una cosa y la sociedad lo contrario. Si la sociedad demandara lo mismo que la naturaleza, no habría conflicto. Habríamos permanecido en el Jardín del Edén.
El problema surge porque la sociedad tiene sus propios intereses, que no necesariamente están en sintonía con el individuo y sus intereses. La sociedad posee sus propios intereses; el individuo ha de ser sacrificado. Nos encontramos en un mundo que está patas arriba. Lo correcto sería justo lo opuesto.
El individuo no existe para la sociedad, sino esta para el individuo. Porque la sociedad es simplemente una institución, carece de alma. El individuo posee alma, que es el centro consciente.


4. UN LUGAR DE ECOS


El mundo es un lugar de ecos si arrojamos ira, ira es lo que nos vuelve; si damos amor, amor es lo que recibimos.



El amor no debería ser exigente; de lo contrario, pierde sus alas, no puede volar. Se enraíza en la tierra y se vuelve muy terrenal; entonces es lujuria y proporciona mucha desdicha y gran sufrimiento. El amor no debería ser condicional, no habría que esperar nada de él. Él mismo debería ser su razón de ser, no una recompensa o resultado. Repito, si tiene algún motivo ulterior, vuestro amor no puede convertirse en un cielo abierto. Se ve confinado a ese motivo; el motivo se convierte en su definición, en su límite. El amor sin motivo carece de limites: es puro júbilo, exuberancia, es la fragancia del corazón.
Y que no haya deseo de conseguir ningún resultado, no significa que estos no tengan lugar; acontecen, y multiplicados por mil, porque aque­llo que le damos al mundo, nos vuelve rebotado a nosotros. El mundo es un lugar de ecos: si arrojamos ira, ira es lo que nos vuelve; si damos amor, amor es lo que recibimos. Pero ese es un fenómeno natural, no hace falta pensar en ello. Se puede confiar: acontece por su cuenta. Esta es la ley del karma: se recoge aquello que se siembra; lo que se da es lo que se recibe. Así que no hay, necesidad de pensar en ello, es algo auto­mático. Odiad, y os odiarán. Amad, y os amarán.


Sky Fm - New Age desde NY
enlace a la radio
directorio de paginas webinmobiliaria
contador gratis clasificados anuncios
ir arriba