Era el dieciocho de julio de mil novecientos noventa y cuatro, parecía un día como cualquier otro, pero todo cambio a las nueve y cincuenta y tres a.m. a tan solo seicientos metros de mi casa .-
En un abrir y cerrar de ojos, las calles se llenaron de escombros, cuerpos mutilados, sangre.-
Los vidrios de los edificios de mi esquina estallaron al unísono, temblaron las paredes, y en medio del silencio que antecede al caos y a la confusión, empezaron a sonar las sirenas.-
El saldo fué contundente, ochenta y cinco personas muertas y más de trecientas heridas.-
Entre las víctimas se encontraban empleados de la AMIA, transeúntes, obreros, automovilistas y vecinos. Seres humanos.-
La víctima más pequeña tenía solo cinco años, caminaba por la vereda tomado de la mano de su mamá, iban al hospital, que paradoja del destino!.-
El próximo dieciocho de julio de dos mil ocho a las nueve y cincuenta y tres a.m., se cumplirán catorce años del mayor ataque terrorista que haya sucedido en la Argentina, y el más grande contra judíos desde la Segunda Guerra Mundial.- Y una vez más habrá que decirle a padres, hijos, hermanos, esposas y esposos, amigos, que aún no hay justicia para los que ya no están.-
Por eso, y desde mi humilde lugar, y porque quiero vivir en libertad pido un NUNCA MÁS.-
Nunca más sangre, nunca más muertes, nunca más bombas.-
Nunca más bombas en Argentina, nunca más bombas en Irak, nunca más bombas en España, Inglaterra, India, Afganistán, ni en ningún lugar de éste , y a pesar de todo, maravilloso mundo.-
Somos 6.650.340,589 los que habitamos éste planeta.-
Cómo podemos permitir que cuatro locos nos destruyan?.-
Luchemos con la palabra por el derecho a la vida por que NADIE tiene la potestad de arrebatarnosla.-
Declaración Universal de Derechos Humanos
Artículo 3
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.